Tres semanas de huelga y “no tenemos nada”, cobarde, decepcionado, Gaëtan Lecocq, delegado de la CGT de ArcelorMittal en Dunkerque (Norte), la mayor siderúrgica del grupo. Lanzado el 4 de diciembre, el movimiento se describe como«histórico» por los huelguistas. En determinados servicios vinculados a la producción hay un 100% de huelguistas, según la CGT. Estos últimos no apreciaron en absoluto la requisa de cinco trabajadores a cuyos domicilios llegó la policía a la una de la madrugada de la noche del 4 al 5 de diciembre. “No es la primera vez que lo hacen, con el pretexto de que somos una instalación de Seveso y que estos tipos serían esenciales para la seguridad de la instalación, pero trabajan en los trenes que transportan las bobinas de acero ««, Dice un trabajador siderúrgico que trabaja en el alto horno 4. Es el más grande de este inmenso sitio industrial (8 kilómetros por 4), durante mucho tiempo un buque insignia de la industria siderúrgica francesa, desde la época en que se llamaba Usinor, antes de convertirse en Sollac, luego Arcelor. y finalmente ArcelorMittal en 2007.
Le 30 mars, le blindage du haut-fourneau a été percé, ce qui a provoqué une coulée de 150 tonnes de métal en fusion et un incendie qui a mis le feu à cet équipement géant d’où sortent 10 000 tonnes d’acier par día. Estuvo sin trabajo durante casi tres meses. “A nadie le sorprendió– confiesa Gaëtan Lecocq. Seguimos haciendo preguntas sobre la obsolescencia de las instalaciones, pero no nos escuchan. Incluso enviamos alertas de “peligro inminente” a los servicios estatales, pero nada…”
Es la apertura, a principios de diciembre, de las negociaciones anuales obligatorias sobre salarios, y la perspectiva de un nuevo convenio colectivo, a principios de enero, “menos favorable en prestaciones sociales”, lo que empujó a la CGT a hacer huelga en Dunkerque. Para hacer frente a la inflación, el sindicato exigió un aumento de 300 euros brutos. “Fabricamos bobinas de acero de 25 toneladas que se envían para su acabado a otras plantas del grupo. Tardó tres semanas en llegar. Causó un desastre en varias fábricas”asegura un técnico de mantenimiento que prefiere no dar su nombre “dado el clima que reina aquí”. La dirección cifra el déficit de producción en 115.000 toneladas y lamenta “perturbaciones que dañan gravemente la credibilidad del sitio de Dunkerque en un contexto de defensa de fuertes inversiones”.
“Antes éramos príncipes”
La firma de los obligatorios acuerdos de negociación anual por parte de dos sindicatos, la CFDT y la CFE-CGC, el 14 de diciembre, no tuvo lugar en el gigante siderúrgico de Dunkerque, donde la CGT es mayoritaria entre los trabajadores de producción y los técnicos. “Obtuvimos un incremento del 3,7%, muy por debajo de lo que exigíamos y del 4,4% concedido el año pasado”, lamenta Philippe Verbeke, delegado regional de la CGT. Demasiado poco para los delanteros que fichan “los 800 millones pagados a los accionistas a principios de año, los más de 6 mil millones de beneficios del grupo en los nueve primeros meses. Y ayudas estatales millonarias para la descarbonización de la fábrica de Dunkerque”principal contaminador industrial de Hauts-de-France.
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