El viernes, El mundo de África presenta tres nuevos lanzamientos musicales provenientes o inspirados en el continente. Para empezar el año, diríjase a Senegal con una orquesta sacada de los años 80, un músico francés que dialoga entre La Habana y Dakar y un artista bañado en la espiritualidad casamanzana.
“Galo”, de Dieuf-Dieul de Thiès
Las cosas buenas les llegan a quienes esperan. Más de cuarenta años después de su nacimiento, la orquesta Dieuf-Dieul de Thiès publica por fin su primer álbum, el viernes 19 de enero. Este grupo nacido en 1979 gozó de un éxito fugaz en Senegal y Gambia durante sus cuatro años de existencia, antes de disolverse sin dejar rastro grabado, salvo un casete editado en secreto. Reformada en 2017 en torno a uno de sus fundadores, Bass Sarr, y con la contribución de jóvenes talentos, Dieuf-Dieul volvió a los escenarios para una gira europea y, en diciembre de 2019, se propuso inmortalizar su repertorio en el Instituto francés de Saint-Louis. . Era hora !
“Mundo Cae”, de El Gato Negro (feat. Assane Mboup)
También es en Senegal –y más precisamente en Dakar– donde el cantante y multiinstrumentista francés El Gato Negro (nombre real Axel Matrod) dejó sus maletas para dar a luz su cuarto álbum, tigre llorando, que se lanzará el 26 de enero. El músico aventurero -lleva quince años viajando por el mundo- se ha rodeado de cómplices y compatriotas como Guts, Pat Kalla y David Walters, pero también de artistas senegaleses y cubanos, como el pianista Cucurucho Valdés o el cantante Assane Mboup. ex miembro de la Orquesta Baobab cuya voz ilumina lo sublime Mundo Caé – una pepita que no podemos dejar de escuchar.
“Bumiro”, de Ibaaku (con Gianni Denitto)
Alejémonos de los sonidos afrolatinos que florecieron en suelo senegalés y centrémonos en los experimentos de electro-jazz de Ibaaku, incluido el segundo álbum, joola jazz, se estrenará el 9 de febrero, ocho años después Dibujos animados alienígenas. Nacido en Dakar pero originario de Casamance (Sur), el artista, que dio sus primeros pasos en el hip-hop a principios de los años 2000, explora los ritmos, las canciones y los instrumentos tradicionales de esta región del sur del país, fuertemente impregnada de animismo. . Un disco cautivador, como la canción. Boumiro, cuyo título y clip hacen referencia al ritual de afeitarse el cabello antes de partir a la iniciación en el bosque sagrado.
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