El 28 de enero de 2025, fuertes protestas tuvieron lugar en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo (RDC), desencadenando ataques contra distintas embajadas extranjeras. La mayor parte de los manifestantes eran ciudadanos congoleños que manifestaron su indignación por la situación en el este del país, particularmente en la ciudad de Goma, donde el grupo rebelde M23, apoyado por tropas ruandesas, ha incrementado su ofensiva.
El 28 de enero de 2025, la capital de la República Democrática del Congo (RDC), Kinshasa, fue escenario de intensas protestas que derivaron en ataques a diversas embajadas extranjeras. Los manifestantes, en su mayoría ciudadanos congoleños, expresaron su descontento ante la situación en el este del país, específicamente en la ciudad de Goma, donde el grupo rebelde M23, respaldado por fuerzas ruandesas, ha intensificado su ofensiva.
Las embajadas de Francia, Bélgica, Países Bajos, Estados Unidos, Ruanda, Uganda, Kenia y la sede de las Naciones Unidas fueron blanco de estos ataques. En la misión diplomática francesa, los manifestantes causaron daños significativos, incluyendo la destrucción de parte de la infraestructura y la quema de neumáticos en las inmediaciones. Un participante en las protestas declaró: «Todo esto es por culpa de Ruanda. Lo que está haciendo Ruanda es en complicidad con Francia, Bélgica, Estados Unidos y otros». Esta afirmación refleja la percepción de una alianza entre estos países y el apoyo al M23.
En Kinshasa, la ira de la población se ha dirigido hacia las delegaciones diplomáticas de países percibidos como afines a Ruanda. La embajada de Uganda fue saqueada, con reportes de destrucción de muebles y otros bienes. Un funcionario ugandés describió la escena: «Sillas, escritorios, mesas han sido saqueados. Las cortinas también fueron arrancadas». Las embajadas de Bélgica y Francia también sufrieron incendios en sus instalaciones. La policía congoleña utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes en varios lugares de la ciudad.
El ministro de Comunicaciones de la RDC, Patrick Muyaya, apeló a la calma, pidiendo a los ciudadanos que manifiesten su descontento de forma pacífica y eviten atacar instalaciones consulares. «Tenemos todo el derecho… de expresar nuestra ira, pero hagámoslo pacíficamente», señaló. «No atacaremos las infraestructuras consulares de los países acreditados en el Congo».
El ministro de Comunicaciones de la RDC, Patrick Muyaya, hizo un llamado a la calma, instando a los ciudadanos a expresar su descontento de manera pacífica y a abstenerse de atacar infraestructuras consulares. «Tenemos todo el derecho… de expresar nuestra ira, pero hagámoslo pacíficamente», afirmó. «No ataquemos las infraestructuras consulares de los países acreditados en el Congo».
El conflicto en el este del Congo tiene raíces profundas, relacionadas con las secuelas del genocidio ruandés de 1994 y la disputa por el control de los ricos recursos minerales de la zona. El M23, conformado mayormente por tutsis, ha sido acusado de contar con apoyo directo de Ruanda, una acusación que Kigali rechaza, afirmando que su intervención se debe a la necesidad de protegerse de milicias congoleñas que amenazan su seguridad.
El conflicto en el este del Congo tiene raíces profundas, vinculadas a las secuelas del genocidio ruandés de 1994 y la lucha por el control de los abundantes recursos minerales de la región. El M23, compuesto principalmente por tutsis, ha sido acusado de recibir apoyo directo de Ruanda, una acusación que Kigali niega, alegando que su intervención se debe a la necesidad de protegerse de milicias congoleñas que amenazan su seguridad.
La situación humanitaria es alarmante. Miles de personas han huido de Goma, buscando refugio en áreas más seguras o intentando cruzar la frontera hacia Ruanda. Las agencias humanitarias enfrentan desafíos para acceder a las zonas afectadas debido a los combates y la inseguridad. La comunidad internacional teme que el conflicto pueda escalar y desestabilizar aún más la región de los Grandes Lagos, que ya ha sido testigo de guerras devastadoras en las últimas décadas.