“Mejorar las condiciones laborales y los derechos sociales de las personas que trabajan en plataformas digitales” : este era el deseo de la Comisión Europea, en diciembre de 2021, cuando lanzó una propuesta de directiva sobre los trabajadores autónomos, como los repartidores de comidas, los conductores de vehículos de transporte con chófer (VTC), pero también determinados traductores o ayudantes a domicilio. Después de más de dos años de intensos debates, esta directiva sin duda ha visto desaparecer su última oportunidad de materializarse.
El viernes 16 de febrero, durante el Comité de Representantes Permanentes del Consejo de la Unión Europea (UE), los gobiernos alemán, griego y estonio (la nación de los VTC de Bolt) se abstuvieron de votar sobre la última versión de la directiva, negociada en diálogo tripartito. con la Comisión y el Parlamento Europeo el 8 de febrero. Francia, por su parte, declaró que no era “no puedo soportar el texto”, lo que merece la abstención. Estos cuatro estados forman una minoría de bloqueo según las normas comunitarias y el texto no pudo ser votado en el estado.
El diálogo tripartito del 8 de febrero dio lugar a una versión más ligera de la presunción salarial, que permitiría a los trabajadores que lo deseen obtener la condición de asalariados y los derechos relacionados (licencias retribuidas, bajas por enfermedad retribuidas, desempleo), condición para demostrar el vínculo de subordinación. con la plataforma que los emplea. De los 28 millones de trabajadores afectados en 2022 (cifra que podría llegar a 43 millones en 2025), Bruselas estima que el número de trabajadores será de 5,5 millones. » falso « independiente.
Mientras que los eurodiputados –de extrema izquierda a derecha– han querido una presunción incondicional durante dos años, los gobiernos europeos han presionado para definir estrictos criterios de recalificación aplicables a todos los Estados, lo que desembocó en diciembre de 2023 en un primer acuerdo de diálogo tripartito. en una lista de cinco criterios para activar la presunción. Estos criterios no convienen a Francia, que ya se había opuesto a este primer acuerdo.
“Posición dogmática”
La versión actualizada de febrero tampoco le conviene. Se trataba de obligar a los Estados miembros a crear una presunción legal y refutable de salario en sus derechos independientes, dejándoles esta vez espacio para definirlo a nivel nacional. Es la falta de criterios lo que plantea ahora un problema para Francia. Hay dos dificultades, justificadas en Mundo una fuente diplomática francesa: la naturaleza muy vaga de lo que los Estados deben implementar, lo que provocaría dificultades en la transposición, y la falta de armonización en la aplicación de la presunción a nivel europeo, “generando generalmente numerosas disputas”.
Te queda el 60% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.