Italia da luz verde a la construcción del puente colgante más largo del mundo entre Sicilia y Calabria

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El gobierno italiano ha aprobado de forma definitiva la construcción del puente colgante más largo del mundo, un proyecto de infraestructura de gran envergadura que unirá la isla de Sicilia con la región de Calabria, en la punta de la península itálica. Con un presupuesto estimado en 15.600 millones de dólares, la estructura atravesará el estrecho de Mesina y representa uno de los planes de conectividad más ambiciosos de la Europa contemporánea.

La construcción se llevará a cabo en una región del Mediterráneo conocida por su intensa actividad sísmica y estará equipada con soluciones de ingeniería diseñadas especialmente para soportar movimientos telúricos. Las autoridades italianas aseguran que el proyecto es técnicamente factible y seguro, a pesar de los desafíos geológicos y estructurales presentes en el área.

Una obra estratégica con impacto económico

El puente tendrá una longitud total de 3,3 kilómetros suspendidos entre dos torres de 400 metros de altura. Incluirá tres carriles para vehículos en cada sentido y dos líneas ferroviarias centrales, permitiendo así el paso simultáneo de automóviles y trenes. Esta configuración permitirá reemplazar los actuales transbordadores, reduciendo significativamente el tiempo de cruce, que hoy supera los 30 minutos por vía marítima.

Las autoridades confían en que la iniciativa ayude al avance económico del sur de la nación, particularmente en las áreas de Sicilia y Calabria, que han estado tradicionalmente rezagadas en cuanto a inversión e infraestructura. De acuerdo con cálculos del Ministerio de Transportes, la edificación del puente creará cerca de 120,000 puestos de trabajo anualmente y atraerá nuevas inversiones a la región.

Junto con el puente, el proyecto incluye la actualización y edificación de 40 kilómetros de rutas y vías de tren. Se estima un pago de menos de 10 euros por cada automóvil para pasar por el puente cuando esté en funcionamiento.

Organización táctica y metas gubernamentales

Las autoridades italianas ven el proyecto como una inversión que va más allá de lo meramente financiero, viéndolo también como un movimiento estratégico. Por esta razón, se prevé que sea catalogado como un gasto en el área de defensa para que forme parte del compromiso de asignar el 5% del PIB del país a este sector, alineándose con los objetivos de la OTAN.

La primera ministra Giorgia Meloni definió el proyecto como una apuesta por el futuro del país. A pesar de los múltiples intentos fallidos en décadas anteriores, su administración ha decidido retomar el plan con la intención de llevarlo a cabo entre 2032 y 2033. Por su parte, el ministro de Transportes, Matteo Salvini, ha sido uno de los principales impulsores del proyecto, argumentando que esta obra representa un cambio de paradigma para el sur de Italia.

Críticas y obstáculos pendientes

Aunque el gobierno está muy entusiasmado, el proyecto ha enfrentado algunas disputas. Aún se necesita la aprobación del Tribunal de Cuentas italiano, así como la de las autoridades ecológicas nacionales y europeas. Además, deben abordarse las preocupaciones de los habitantes cuyas tierras podrían ser expropiadas, lo que podría dar lugar a demandas legales que detengan o ralenticen el desarrollo.

Organizaciones sociales y autoridades locales han manifestado su oposición. Entre los argumentos esgrimidos se encuentran el impacto ambiental, el consumo de agua en una región que enfrenta sequías frecuentes, y la posible infiltración de redes criminales en el proceso de construcción, especialmente dada la influencia histórica de organizaciones mafiosas en Sicilia y Calabria.

Líderes regionales y municipales también han expresado inquietud por el destino de los fondos públicos. Algunos sostienen que estos recursos podrían utilizarse en mejorar servicios esenciales como salud, educación y transporte público, en lugar de ser asignados a una obra de gran escala.

Un proyecto con historia y proyección futura

La construcción de un puente que conecte Sicilia con la península ha sido considerada desde hace más de medio siglo. Diversas propuestas han sido presentadas a lo largo del tiempo, pero siempre han sido descartadas por razones técnicas, políticas o presupuestarias. El proyecto actual representa el intento más serio en décadas de hacer realidad una conexión directa entre la isla y el continente.

Si finalmente se concreta, el puente del estrecho de Mesina no solo será un hito de la ingeniería moderna, sino que también simbolizará un avance decisivo en la integración territorial del país. Su éxito dependerá no solo de la ejecución técnica, sino también de la gestión política y social que lo rodea en los años venideros.

Por Raul J. Gomzalez

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